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nota DE CARLOS MARINA SOBRE COMPETITIVIDAD

LA COMPETITIVIDAD DE LAS

EMPRESAS ESPAÑOLAS

La jornada anual de Hoy Es Marketing de ESIC siempre tiene interés. De las sesiones de este año, celebradas el jueves pasado, la que me interesó más fue el 1er bloque que trató sobre la competitividad de las empresas españolas.

Comparto un cierto optimismo respecto a este país, quiero creer que la titubeante recuperación actual se irá afianzando y haciendo de más sólida, sobre todo en el empleo. Confío en nuestra capacidad de trabajo, basada en la experiencia propia basada en la comparación con otros países realizada en viajes de negocios a lo largo de los años, que han hecho que se me fuera quitando completamente el complejo de inferioridad como español con que empecé mi carrera profesional.

 

Y es que somos creativos, flexibles, la mayoría somos muy trabajadores, hablamos el segundo idioma global del mundo, nuestra ubicación geográfica, tanto como puente entre Europa y África y como puerta a Latinoamérica son inmejorables. Nuestro patrimonio cultural y arquitectónico únicos, las excelentes infraestructuras de transportes creadas en los últimos 30 años y el disponer de una planta hotelera y de restauración muy atractivas en su relación calidad- precio tienen cada vez más éxito, no solo entre nuestros tradicionales mercados emisores, como el británico o el alemán, sino con otros que avanzan con fuerza como el chino y el estadounidense, lo que hará que previsiblemente este año se bata sin dificultad el record de 2014 donde nos visitaron 65 millones de turistas.

 

Y esto no puede explicarse solo por la desestabilización de nuestros competidores árabes del sur del Mediterráneo, pues no es el clásico turismo de sol y playa el que está creciendo más, sino el de interior, el cultural, el gastronómico, el de esquí, el de convenciones de profesionales celebradas en Barcelona o en Madrid.

 

Las exportaciones han crecido durante la recesión económica y tanto su importancia sobre el P.I.B., donde han pasado de representar el 29% en 2009 al 32% en 2014, como nuestra cuota de mercado mundial avanzan, pues ya somos la 16ª economía más exportadora. Sin embargo, nuestra competitividad es decepcionante, al ocupar el puesto nº 35 en el ranking mundial, muy por detrás también del peso de nuestra economía que es la 14ª a nivel global según el F.M.I.

 

Y esto es así porque, aunque la devaluación interna de los últimos años, la baja inflación, la caída del precio del petróleo o la depreciación del euro frente al dólar ayudan y mucho a vender fuera, nuestras empresas siguen siendo pequeñas en relación a las de otros países. De las 151.124 que exportan, solo 100 facturan más de 100 millones de euros al año.

 

Por tanto es necesario favorecer sobre todo el que nuestras empresas pequeñas y medianas se hagan más grandes y claro, no necesariamente del tamaño de las que ya son fuertes multinacionales españolas como REPSOL, BBVA, MAPFRE, FREIXENET, PLANETA, GAS NATURAL FENOSA, INDITEX, MELIA, ABERTIS, TELEFONICA, etc. que hicieron de la necesidad virtud y al enfrentarse a una demanda interna débil buscaron la salida al exterior para compensar sus menores ingresos, lo que en muchos casos ha supuesto la salvación de sus cuentas de resultados y la garantía de su misma continuidad.

 

Pero no solo el tamaño es suficiente, hay que acometer una mayor inversión en educación (incluyendo el aprendizaje y uso del inglés), en tecnología, en diseño, en innovación e I+D, (que solo representa un 1.5% del P.I.B. en nuestro país, frente a la recomendación de la UE de un 3% para tener un “crecimiento inteligente”). Estas son medidas urgentes que se deben poner en marcha y con carácter estable, sostenido en el tiempo, sin vaivenes de tipo político originados por cambios en el gobierno.

 

A todo esto añadiría yo un mayor esfuerzo por la seriedad y el rigor empresarial, con un compromiso decidido por atraer y retener a los mejores profesionales a nuestras organizaciones. Una apuesta por la industria, por la manufactura de productos de calidad, que da estabilidad al modelo económico de un país, rompiendo la tradicional dependencia de los servicios y del sector de la construcción para generar empleo, que tantos estragos nos ha traído en los últimos años. Y una regeneración ética, que modernice y agilice los plazos de nuestra justicia y que reduzca radicalmente la corrupción y el fraude fiscal.

 

Por tanto si queremos ofrecer un producto diferenciado y que genere una demanda sostenida y sostenible, deberíamos basar nuestra competitividad no en ser más baratos, dado que los países emergentes, sean BRICS, MIST o EAGLES, son ya mucho más competitivos en ese aspecto que nosotros, sino en diferenciarnos con un marca fuerte de país, por tener empresas industriales y de servicios que innovan, aportan calidad, con un marketing y una publicidad llamativos, que estén constituidas por plantillas muy bien formadas y comprometidas, que hablen idiomas y que se enorgullezcan de ser españoles por la creatividad, diversidad, historia y cultura de este gran país, donde como decía el viejo claim, con dibujo de Joan Miró, España: Donde puedes encontrar “todo bajo el sol”.

 

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